miércoles, 18 de abril de 2012

Soledad de los cualquiera


Este monstruo feroz
crece por la noche,
empeora en la oscuridad
e invade en la cama.
La nostalgia – su alimento,
y el recuerdo – su presente.

Pesa. Pesa demasiado.
Se acomoda, del cuello
hasta las piernas.
No deja ver más
que quimeras
en las manos desnudas.

No hay consuelo
por muy exacerbado que sea
el pasar deambulando
entre bares y brazos.

Nada lo vence,
Siempre gana.
es un mano a mano
con las cartas boca arriba.
Y no existen trampas
pues es el que tu eres
sin estampa
ni palabras,
es el monstruo que te acompaña
entre el hueso y la carne,
la esperanza y el deseo.

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