Se apagan los gritos,
miran los niños,
el miedo creciente
es el nuevo cliente.
Paga sus cuotas
con cuenta corriente,
nunca fracasa
y suele quedarse.
Las amapolas
se cierran al ver
que el sol se esconde
tras nubes tristes.
El fuego eterno
se apaga a menudo,
las llaves del deseo
a veces se pierden.
Luego las dudas,
cientos de preguntas
a cada una más burda,
arrinconan la esperanza
y la empujan al barranco.
Se ha muerto un hombre
- quizás nunca lo fue -
se halla estirado
en la sombra del llanto.
Se apagan los gritos,
miran los niños,
el miedo está siempre,
abraza muy fuerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario