lunes, 26 de marzo de 2012

El silencio de los impávidos


¿Es que no la escucháis?
Gime y gime
cada noche.
¿Tampoco veis que llore?
No me extraña,
ya no tiene lágrimas
que llorar.
Es la patria
de los corderos silenciados.

Son sus manos
sus propias armas,
pero son patosos
y se caen a menudo.

Gimen y gimen
cada noche.
No lo vemos,
estamos dentro.

Impávidos ante el asombro
y el peligro
somos corderos
sin pastor
pero con carnicero.

domingo, 11 de marzo de 2012

Los cómplices rebeldes

Desatendidos,
aburridos,
desamparados.
Bocas sedientas del néctar
de la intensidad.
Niños atrapados
que nunca crecen.
Una tirita
es un regalo
y el cambio
un desprecio.
El sempiterno acto
de la mocedad pasada
fracasa a cada paso
tras trago y calada
anclados en barras
y en recuerdos muertos
por el patetismo
y la servidumbre.

Ideas muertas,
palabras vacías.
Rabia que crece
de forma incoherente.

La envidia corroe
pero la soledad ahoga.
Molesta el fracaso
y la soledad cela.

Los labios rotos
y los dientes sucios
escupen la mierda
que se impacta en mi oreja.
¿Y pretendes que quiera
seguir a tu lado?

sábado, 3 de marzo de 2012

La boca del buey que tira con la mordaza y no ve más que sus patas

Se acercó y me penetró.
Agarró mi costado
y ya no me soltó.

¡Maldito!

Me atemoriza y controla,
no me deja volar
pero sí soñar.
No hacerle caso,
no escucharlo,
es arriesgarse demasiado
a toparse con la ley;
abrirme un proceso,
perder mi dinero
ahogar mis sueños
llevarse mis esperanzas.

¡Maldito!

Ya jamás salió.
Agarrado a mi riñón
ahora escribo en un rincón.