miércoles, 5 de diciembre de 2012

Ver o caer



El hall del edificio estaba atestado de gente, sentados en los bancos, en el suelo, apoyados en quicios de puertas y ventanas, entre voces, risas y empujones, pero ellos subieron por las escaleras a las plantas superiores. A cada una que subían, el frío se acentuaba y había menos gente. Ya muy arriba, la baranda empezaba a moverse, dejaba de ser segura. Pero ellos siguieron subiendo, sin detenerse, acabando con el último peldaño hasta llegar a lo más alto. Allí, un puerta, y sólo una puerta. Se acercaron sin demora pero extrañados. La abrieron y, mirando sin mirarse, cayeron al vacío. 

Mort de passió



Va deixar anar els seus llavis, un de l’altre, y va obrir la boca. La llengua, càlida, no vacil·lava. Llavors, jo la vaig treure i se la vaig ficar a la boca, tota punyent, amenaçant la seva gola amb la meva exaltació.
Varem estar una estona, tot i que no gaire. Aquella situació em desbordava. Però abans que tot sortís i l’omplís la boca, ella em va dir: «Ti amo» i jo li vaig contestar «anch’io». Després, tot va brollar des de l’interior més profund del desig. Vaig omplir-li la boca, tot regalimava pels costats, per les comissures de la boca. Havia mort de passió. No la vaig tornar a veure.          

sábado, 1 de diciembre de 2012

Cenizas y tormentas

La luna está posando
para los ojos que no la miran.
Se enrabia y pide justicia
cuando está queriendo venganza.

Las palabras al viento
se las lleva la nada
y caen al asfalto
de mil viajes y ninguno.

Asoma tu cara a la ventana,
serán los ojos del olvido.
Un amor que ha fracasado
es un recuerdo doloroso.

Se enrabia y pide venganza
el corazón malherido
por una máscara de justicia
que sólo quería distancia.

Saca el cuchillo y lo clava
en la herida podrida del odio.
Empuñado por el amor hastiado,
muere de sangre lo más grande.

Y ya nada queda en el horizonte
más que cenizas y tormentas. 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Y volver a caminar

Tropezaremos, como hicimos ayer,
tropezar y volver a empezar.

Cantaremos a la madrugada,
cantaremos nuestras penas
al lado de los sueños,
abrazados a la almohada.

Tropezaremos, como hicimos otra vez,
tropezar y volver a empezar.

Bailaremos nuestros pasos
al son del mirar más allá.
La esperanza nos esperará
en los besos de más acá.

Tropezaremos, como hicimos ayer,
tropezar y volver a caminar.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Odio las piedras



Oiga doctor. Siempre que pienso en ella me acaba dando un ataque y vengo aquí a por mi dosis de analgésicos y antivomitivos. No lo puedo aguantar, sabe que esto duele sin control. ¡Y mire que yo le he hecho caso, que he cuidado de mi salud y he controlado mis nervios! Pero si pienso en ella acaba viniendo, una y otra vez, siempre muy cerca de mí. Oiga doctor, ¿y no me la pueden extirpar? Este dolor me está matando, duele más que un parto…¡y no me diga que es mi constitución! Porque aparece cuando pienso en ella y se encalla en mis entrañas. Oiga doctor, ¿y cuanto dice que dura este dolor?

sábado, 6 de octubre de 2012

Vómito del intransigente

Personajes de credo
merodeando por los bares
llenando copas
proponiendo soluciones,
nuevas empresas,
personajes históricos
remontándose en el abismo.
Y mi voz gritando,
mi garganta desgarrándose
vociferando
¡ASCO!
¡Nauseabundos!
Yo soy decadente
pero vosotros
¡ay vosotros!
no excitais ni los pezones
de una adolescente
¡dais asco a mis entrañas!

lunes, 1 de octubre de 2012

Se apagan los gritos

Se apagan los gritos,
miran los niños,
el miedo creciente
es el nuevo cliente.
Paga sus cuotas
con cuenta corriente,
nunca fracasa
y suele quedarse.

Las amapolas
se cierran al ver
que el sol se esconde
tras nubes tristes.
El fuego eterno
se apaga a menudo,
las llaves del deseo
a veces se pierden.

Luego las dudas,
cientos de preguntas
a cada una más burda,
arrinconan la esperanza
y la empujan al barranco.

Se ha muerto un hombre
- quizás nunca lo fue -
se halla estirado
en la sombra del llanto.
Se apagan los gritos,
miran los niños,
el miedo está siempre,
abraza muy fuerte. 

lunes, 3 de septiembre de 2012

Duende (a un amigo y mentor)

El duende va y viene
de noche, a veces al amanecer.
Abre puertas
cierra candados,
los portazos
los doy con mis manos.

A veces lo veo pasar
y muy pocas soy capaz
de mirarlo a los ojos:
me da miedo su verdad.
Ahoga la esperanza,
muerde la fe,
la fruta de la duda
nace con él.

Otras veces no lo veo
ni lo oigo.
Es sigiloso,
se mueve pero está quieto,
y aún así
siento que está cerca
su presencia avisa,
y me inquieta.
Espero el momento
en el que me va ha morder.

El duende va y viene
no se lo puede retener.
Es caprichoso, preciso
y codicioso,
capaz de cortar el fino hilo
en que nos une el amor.

Yo le temo,
me da miedo su verdad.
Sin embargo
espero su llegada
una vez más.

domingo, 26 de agosto de 2012

La pasta de la imbecilidad

Las calles, vacías,
vestidas de diversión.
Los ojos, perdidos,
buscan por fin hallar
un sitio tranquilo
donde descansar.

No hay hombres
ni mujeres
sólo gilipollas
que no echan en falta
ni a Kafka
ni Kierkegaard.
Abrazados a su risa esteril,
a la felicidad del olvido.
Sus barbas
y  shorts
hablan por ellos
sin cesar.
Están hechos
de la misma pasta
que la imbecilidad.
Y mientras la calle
sigue amaneciendo
en cada amanecer,
brotando y corriendo
hasta atropellar
al bobo que anda pensando
que todo puede ser verdad.

martes, 14 de agosto de 2012

Sueña con ser...

Suena el abismo de la gruta,
la voz de las profundidades,
aquella que ya no desespera
pues ya nada espera.

Sentado frente a la nada
mira al horizonte y grita.
Suena el temible eco
de los sólos acompañados
por la luna y las estrellas,
la televisión, una cerveza,
la voz amada tras el teléfono,
la amarga luz en algún libro
y una cama vacía
con sábanas arrugadas
que recoge el llanto silenciado
del que sentado frente a la nada
sueña con ser,
               con ser,
                        con ser...