jueves, 5 de abril de 2012

Autorretrato


La luna se acuesta
mucho antes que el sol.
El filo del cuchillo
donde se apoyaba la ciudad
se esconde en el cajón
de la cocina familiar.

Perdido el empeño
y la inhibición,
duermes abrazado
a la almohada de la seguridad.
Tú que eras un profesional
en la curiosa función
de no tener moral,
te has subido los calzones
y has dejado la ciudad.
Las copas ya no esperan,
los bares no los cierras
y el sueño invade tu normalidad.
Ya casi no bailas,
tienes poco que contar,
has hundido el último carrete
de tu cámara de fotografiar.

Se ha escapado el tren
de las noches sin más.
ha muerto el olvido
de la fugacidad.

Ahora acurrucado,
escribes estas frases.
No estás arrepentido,
tampoco deprimido,
más bien enorgullecido
de haber escapado de la imbecilidad.
Pero dime que es falso,
que ya no escribes,
que un día no lo añorarás,
dime que no es cierto
ahora que has logrado la sinceridad.

Se ha escapado el tren
de las noches sin más,
has empezado, esta vez,
tu honorabilidad.

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